Sign up with your email address to be the first to know about new products, VIP offers, blog features & more.

Rosácea ocular y enfermedades de la piel. ¿Cómo afectan a los ojos?

Actualizado el 13/07/2022

La superficie ocular es la parte más extensa del ojo y su misión es proteger las estructuras internas, como la retina o el cristalino, para que puedan cumplir su función. Como en otras zonas del cuerpo, esta capa funciona como cobertura de partes más delicadas y, como ocurre con el resto de la piel, puede sufrir enfermedades y complicaciones. 

En este sentido, La rosácea es una de las enfermedades de la piel (y de los ojos) que se da con mayor frecuencia. Pero la zona ocular puede padecer muchas otras enfermedades como las dermatitis, la psoriasis o el síndrome de Stevens-Jonhson. Es muy habitual que estas complicaciones estén interconectadas, por ejemplo, ¿sabías que el 50% de los pacientes que tienen orzuelos pueden padecer también rosácea ocular?  

¿Por qué se da la rosácea ocular? Causas más frecuentes 

Hay múltiples factores que pueden originar esta enfermedad. Los más comunes son hereditarios, y ambientales, aunque también influye una presencia bacteriana, la obstrucción de las glándulas de los párpados o la presencia ácaros en las pestañas.  

Más allá de esto, hay otros elementos que pueden ser detonantes de una erupción de rosácea, como aquellas actividades deportivas que requieran un esfuerzo extremo, una alimentación poco equilibrada o alimentos muy picantes y sazonados. También influye someterse a un exceso de frío o de calor, el consumo excesivo de alcohol o cafeína, e, incluso, las situaciones de estrés o ansiedad prolongadas. 

Enfermedades de la piel que pueden causar rosácea en los ojos  

Junto con estas causas, también hay que señalar, que, en general, cualquier inflamación o irritación en la piel de la cara, cuero cabelludo o cuello, puede causar rosácea en los ojos. La rosácea no es una patología que se pueda prevenir, aunque se pueden aliviar los síntomas y reducir el nivel de afectación. 

Los síntomas de la rosácea ocular 

Los síntomas de la rosácea ocular son muy similares a los de otras enfermedades o trastornos visuales. Los más frecuentes son los ojos rojos o los ojos secos con sensación de ardor o comezón. También es habitual el lagrimeo, la impresión de tener un cuerpo extraño en el ojo, los párpados enrojecidos o hinchados, la visión borrosa o un aumento de la sensibilidad a la luz. Finalmente, puede haber infecciones como la inflamación del borde de los párpados (blefaritis) y la aparición de orzuelos y chalazión. 

En todo caso, lo más importante es acudir a un especialista para que haga un diagnóstico correcto y recete el tratamiento adecuado, pues hay diferentes tipos de rosácea que pueden llegar a afectar gravemente la salud visual, y diversos tratamientos para cada caso. 

¿Cómo curar la rosácea ocular? 

En los casos de rosácea ocular por enfermedades de la piel, el primer paso es identificar el origen y evitar productos o alimentos que puedan causar mayor irritación. Por ejemplo, es preferible optar por cosméticos poco agresivos con la piel, extremar la higiene y proteger el cutis del sol con cremas apropiadas. 

En general, la mejor manera de combatir la rosácea ocular es previniendo su aparición. Para ello, conviene seguir una vida saludable con una dieta equilibrada y extremar la higiene de las manos, pues estas suelen ser un vehículo infeccioso para los ojos. 

Rosácea en los párpados: tratamiento para la piel de los párpados 

Además de la superficie ocular, los párpados son otra barrera que protege los ojos de elementos externos, y como tal, son también muy propensos a sufrir complicaciones. Esta zona protege la córnea y ayuda a que se mantenga transparente: por eso hay que estar atentos a cualquier síntoma. 

El tratamiento para la piel de los párpados suele aplicarse por vía oral o tópica. Habitualmente requiere un abordaje a largo plazo, ya que este tipo de patologías de la piel conviven con el paciente durante toda su vida.  

En otras ocasiones, es el tratamiento de determinadas enfermedades de la piel, como el acné, lo que provoca determinada sintomatología o afección ocular. Cuando el acné se trata con sustancias derivadas de la Vitamina A, como los retinoides, el tratamiento puede ocasionar una sequedad ocular tal que el paciente llegue a requerir un tratamiento específico combatirla.  

Resolvemos las dudas más frecuentes sobre la rosácea en los ojos 

Como ocurre con tantas otras enfermedades visuales, hay mucho desconocimiento por parte de la sociedad en general sobre la rosácea ocular. En muchos casos es muy fácil confundir los síntomas con otros trastornos más comunes, como la conjuntivitis, y también es habitual que no se reconozcan como signo de un problema mayor, como ocurre con el orzuelo. 

Por eso, a continuación, resolvemos otras dudas frecuentes que hay en torno a esta enfermedad. Solo con un buen conocimiento de este tipo de patologías podremos actuar a tiempo para lograr un diagnóstico adecuado. 

¿A qué edad suele aparecer la rosácea ocular? 

Esta enfermedad afecta principalmente a los adultos de 30 a 50 años, aunque también puede aparecer en niños y jóvenes. Además, hay que tener en cuenta que la rosácea en los ojos puede tener un componente genético, lo que también influye en la edad a la que aparecen los primeros brotes. 

¿Cuánto dura un brote de rosácea ocular?  

Aunque cada paciente es diferente, la rosácea en los ojos suele durar más o menos una semana. Sin embargo, si es grave, puede alargarse y causar más molestias de lo normal. En algunos casos se da una mayor irritación o inflamación y, siendo así, puede durar hasta dos o tres semanas de media hasta desaparecer. 

Es importante consultar a un especialista si la enfermedad avanza y empeora. 

¿Qué complicaciones pueden presentarse?  

La rosácea ocular puede afectar la superficie del ojo (córnea) y esto puede producir visión borrosa, como si sufrieras de miopía, llegando incluso a generar la pérdida de visión si es muy grave. 

Aunque por lo general la enfermedad no suele complicarse, la falta de cuidado puede acabar en cuadros clínicos graves con daño ocular y pronósticos poco favorables.