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Miopía: ¿ Qué es y cómo se corrige ?

La miopía consiste en un defecto de refracción que hace que tengamos una visión borrosa de los objetos que están lejos, mientras que los cercanos los apreciamos con claridad.

La miopía es uno de los defectos más importantes en el ojo humano. Se produce porque el ojo humano es más largo de lo normal y la imagen de aquello que estamos viendo se forma justo delante de la retina, es decir, no llega a converger en la retina, sino que se queda antes. Esto se traduce en una mala visión lejana y una óptima visión de cerca.

La aparición de los primeros síntomas pueden darse en la infancia e ir produciéndose cambios de graduación a lo largo de los años. Normalmente, la miopía suele estabilizarse en torno a los 23-24 años, aunque en miopías elevadas puede no hacerlo nunca.

Para compensar este defecto se puede recurrir a lentes cóncavas o gracias a los avances de la técnica a procedimientos quirúrgicos.

¿Por qué se produce la miopía?

Habitualmente, los rayos de luz se enfocan directamente sobre la retina. Pero los ojos de algunas personas actúan de una forma diferente. Cuando hablamos de cuáles son las causas de la miopía podemos mencionar diversos factores responsables de que se genere este tipo de visión distorsionada. Por ejemplo: los motivos congénitos, el estrés visual o el aumento de la densidad del cristalino. Sin embargo, si sólo tuviésemos que explicar por qué la población suele desarrollar esta alteración de la vista, destacaríamos dos causas muy habituales.

·   La primera es que el globo ocular tiene una longitud excesiva. En este caso, cuando el ojo es más grande de lo que debería ser, la miopía se genera porque se produce un enfoque por delante de la retina. Como consecuencia, la visión se vuelve borrosa cuando fija su atención en largas distancias.

·    La segunda es que la córnea tenga una potencia refractiva excesiva. En otras palabras, que esté demasiado curvada. Esta situación provoca que las imágenes no se centren en la retina.

También son causas conocidas:

  • Herencia genética: si nuestros antecesores, padres o abuelos son miopes, tenemos mayor predisposición a serlo nosotros.
  • Abuso de la visión de cerca cuando predomina sobre la lejana: las personas que trabajan durante mucho tiempo la visión cercana: estudiantes, escritores, dedicar tiempo excesivo de ocio mirando pantallas, leyendo libros, cosiendo etc supone un factor de riesgo para la aparición o aumento de la miopía. Sin embargo, profesionales que dedican más tiempo al aire libre y mirando de lejos, como ganaderos, cazadores, etc, suelen tener mejor visión de lejos.
  • Cuando se realiza tareas de fijación con poca iluminación: cuando realizamos trabajos que requieren mirar de cerca y no iluminamos correctamente, puede suponer un factor para el aumento o aparición de la miopía.

Síntomas de la miopía

A la hora de diagnosticar qué tipo de alteración visual está sufriendo una persona, es fundamental tomarse el tiempo necesario en identificar cuáles son los indicios que se están manifestando.

Desde luego, la visión borrosa es un síntoma totalmente característico de quienes padecen miopía. Las personas con esta alteración no pueden distinguir el rostro de aquellos que no estén demasiado cerca,  ni tampoco son capaces de diferenciar objetos a gran distancia.

De hecho, es habitual que cuando los más pequeños tienen miopía, no puedan leer qué es lo que está escrito en la pizarra. Así, muchas veces estos niños entrecierran los ojos para intentar enfocar mejor y, además, se quejan de tener dolor de cabeza debido, en realidad, a la fatiga visual.

Además de cefalea, las personas con miopía también pueden sufrir mareos y notar que les cuesta mucho más esfuerzo poder concentrarse en una tarea que están desarrollando.

Por otra parte, estas personas tienen problemas para conducir, no ven la televisión con normalidad y, seguro que más de una vez, han dejado de saludar a algún amigo por la calle. En definitiva, la miopía causa muchos pequeños problemas a lo largo del día y altera la manera en que una persona se relaciona con su entorno.

Tipos de miopía

Se habla de miopía congénita cuando nos referimos a aquella que viene de nacimiento. Puede estar originada por causas genéticas, por anomalías ocasionadas durante el periodo de gestación o, incluso, porque el nacimiento se produzca antes de tiempo.

En cambio, cuando hablamos de miopía severa estamos haciendo referencia a aquella relacionada con la degeneración del fondo del ojo. Es decir, que este defecto de la visión se va generando con el paso de los años. No obstante, cabe añadir que es sobre todo en las etapas de la adolescencia cuando más se acentúa.

En otro orden, seguro que en algún momento has oído hablar de la falsa miopía. Esta denominación hace referencia a un trastorno en la vista ocasionada por un espasmo que se da para la acomodación ocular. Puede presentar indicios propios de la miopía, pero, en realidad, es de carácter temporal. En esta línea, también pueden sufrirse desenfoques de la visión cuando estamos en condiciones de baja intensidad lumínica. Dicha miopía nocturna tampoco se da de forma prolongada en el tiempo y, por eso, es considerada otra de las falsas miopías.

Tratamientos quirúrgicos

Como en todas las cirugías, es precisa una valoración realizada por el equipo de oftalmólogos de la clínica. En ella, y en función de las características específicas del ojo del paciente y un estudio personalizado, se le informará sobre las técnicas más adecuadas y sobre las alternativas posibles a la cirugía si las hubiese.

Para elegir el mejor tratamiento quirúrgico para la corrección refractiva es importante diferenciar entre dos tipos de pacientes miopes: pacientes menores de 55-60 años y pacientes mayores de 60 años.

Operación miopía con Láser excímer

El láser de excímeros es un tipo de dispositivo capaz de separar las moléculas de los tejidos. Esta técnica se utiliza también para la corrección del astigmatismo relacionado con la miopía llamado astigmatismo miópico. Dado que es un aparato de alta precisión, logra pulir con suavidad unas micras del tejido corneal, tal y como si se tratase de una lentilla sobre la misma córnea. No obstante, esta tecnología hace que la córnea vea reducido su espesor.

Esta cirugía conlleva bastante menos riesgos que aquellas de tipo intraocular. De hecho, por lo general solo se experimentan ciertas molestias al poco tiempo de haberse realizado la operación. Es el caso, por ejemplo, de la fotofobia o el lagrimeo.

El láser excímer tiene dos técnicas para corregir la miopía que suele estar por debajo de las seis dioptrías. Estas son LASIK y PRK. La primera es la técnica más utilizada en el ámbito de la cirugía refractiva y trata de forma profunda el estroma corneal. En cambio, la segunda es menos habitual ya que se emplea cuando no puede ser utilizada la técnica LASIK. Cómo trata la zona de forma más superficial, consecuentemente, la persona que se somete al PRK no necesita tener un alto espesor de la córnea. En otras palabras, son personas cuya córnea es más delgada o más débil. Aún así, el resultado será el mismo con ambas técnicas.

Además, quienes se operan de miopía con el método PRK experimentan una recuperación más larga porque, en lugar de restablecer en unos días una visión normal, pueden tardar hasta más de un mes en restaurarla. Lo que significa que van a tardar bastante más en incorporarse a su vida cotidiana utilizando la técnica de PRK que la de LASIK.

Como se puede apreciar, para que una persona pueda ser operada bajo una u otra técnica ha de llevarse un estudio riguroso de la morfología de su globo ocular. Y, al contrario de lo que se pueda pensar, no todo el mundo puede hacer uso de la cirugía para dejar de usar gafas o lentillas de una vez por todas. De hecho, es habitual emplear esta técnica en pacientes jóvenes con un grosor de córnea normal. Es decir, entre las 540-550 micras, sin patologías añadidas y con un máximo de 5-6 dioptrías.

Lentes intraoculares ICL

Hay veces en las que no está indicado utilizar el láser excímer. Es el caso de pacientes que tengan más de 5-6 dioptrías, padezcan de ojo seco, tengan enfermedades corneales como puede ser el queratocono o cuya córnea tenga un grosor bajo.

En este caso se recurre a la colocación de lentes intraoculares ICL. Estas lentes se introducen dentro del ojo por delante del cristalino y logran corregir la miopía y el astigmatismo.

Lentes intraoculares multifocales

Los pacientes mayores de 60 años que son miopes pueden presentar otro defecto asociado que es la presbicia o la catarata. En este caso la técnica quirúrgica tiene que eliminar todo el defecto refractivo. Para ello lo que se realiza es una extracción del cristalino y se implanta es una lente intraocular bifocal o trifocal en su lugar.

2 Responses
  • […] de queratocono infantil. En un principio es común confundirlo con problemas refractivos como la miopía o el astigmatismo por la pérdida de visión; sin embargo nada tiene que […]

  • Por qué se dilata la pupila
    lunes, octubre 29, 2018

    […] más exacta la graduación que necesita una persona para corregir los defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo), sobre todo en el caso de los más pequeños. Pero, a veces, ocurre […]